Yo que trabajé en un McDonald's puedo entender esto, al principio son muy sabrosas, salen tan crocantes que uno no se da cuenta. El primer día decimos: no, yo lo voy a poder controlar. No me va a vencer una simple fritanga. Sin embargo con el tiempo caemos en una galaxia amarilla tan extenuante como perdida. Demoledora.
Solo unos pocos salimos, solo los valientes sabemos decir basta cuando leemos el telegrama de despido. Solo ahí nos damos cuenta lo peligroso que hubiera sido seguir…
Que este chico sea la tesis…por favor razonemos a tiempo.
(via Wimbledon)
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