
Los que sostenemos que desde 1979 hasta acá The Cure es la mejor banda que dio Inglaterra y una de las mejores en todo el mundo, los que no podemos ocultar la emoción cada vez que volvemos a escuchar “Boys don’t cry”, los que reconocemos que –más allá de la inigualable originalidad del grupo- todo Desintegración está basado en un tema de Joy Division: “Atmosphere”, los que odiamos a la crítica idiota que ignoró a Blodflowers, los que nos cagamos en los emos y en los darkies, en definitiva: los que amamos a The Cure de verdad no podemos dejar de celebrar la aparición hace algunos meses de 4:13 dream.
El nuevo disco de la cura viene con un extra: el regreso de Porl Thompson a las guitarras. Este no es un detalle menor ya que el viejo Porl, ahora pelado y con los ojos pintados al estilo de Daryl (Pris) Hannah en Blade Runner, se despacha con un arsenal de sonidos imparables que abundan de principio a fin.
Contrariamente a lo que se podía esperar las guitarras de Thompson no intervienen a la manera de pared sonora como en “Wish”, más bien se plasman en los riffs de Robert Smith con una intención extremadamente rockera, enlazándose de alguna manera con las armonías de “Kiss me, Kiss me Kiss me”.
El sonido en general de 4:13 dream tiene más que ver con “Bloddflowers” (2000) que con “The Cure” (2004) y deja definitivamente atrás (por suerte) todo lo buscado en “Wild Mood Swing” (1996), tal vez lo más flojo en toda la historia discográfica de la banda.
Más allá de algún que otro parangón con producciones anteriores este nuevo opus de los ingleses marca su propio territorio, canciones como “Sleep When I'm Dead” muestran una estructura compositiva inédita hasta el momento.
Otra particularidad: debe ser el disco con mayor cantidad de canciones cortas que haya grabado The Cure -la más larga apenas supera los cinco minutos-, algo inusual si nos ponemos a recorrer su crónica musical.
4:13 fue grabado con la actual formación: Robert Smith, guitarra voz y teclados; Simon Gallup, bajo; Jason Cooper, batería; Porl Thompson, guitarras.
Además de lo dicho anteriormente destaco el trabajo del batero Jason Cooper que –sin llegar a emular a Boris Williams- demuestra que desde que entró en el equipo en 1995 su talento progresa de manera notable.
Una vez más el gordo Roberto –ya con cincuenta pirulos- volvió a rockear de lo lindo. Y nos vuelve a dejar sin aliento.
El nuevo disco de la cura viene con un extra: el regreso de Porl Thompson a las guitarras. Este no es un detalle menor ya que el viejo Porl, ahora pelado y con los ojos pintados al estilo de Daryl (Pris) Hannah en Blade Runner, se despacha con un arsenal de sonidos imparables que abundan de principio a fin.
Contrariamente a lo que se podía esperar las guitarras de Thompson no intervienen a la manera de pared sonora como en “Wish”, más bien se plasman en los riffs de Robert Smith con una intención extremadamente rockera, enlazándose de alguna manera con las armonías de “Kiss me, Kiss me Kiss me”.
El sonido en general de 4:13 dream tiene más que ver con “Bloddflowers” (2000) que con “The Cure” (2004) y deja definitivamente atrás (por suerte) todo lo buscado en “Wild Mood Swing” (1996), tal vez lo más flojo en toda la historia discográfica de la banda.
Más allá de algún que otro parangón con producciones anteriores este nuevo opus de los ingleses marca su propio territorio, canciones como “Sleep When I'm Dead” muestran una estructura compositiva inédita hasta el momento.
Otra particularidad: debe ser el disco con mayor cantidad de canciones cortas que haya grabado The Cure -la más larga apenas supera los cinco minutos-, algo inusual si nos ponemos a recorrer su crónica musical.
4:13 fue grabado con la actual formación: Robert Smith, guitarra voz y teclados; Simon Gallup, bajo; Jason Cooper, batería; Porl Thompson, guitarras.
Además de lo dicho anteriormente destaco el trabajo del batero Jason Cooper que –sin llegar a emular a Boris Williams- demuestra que desde que entró en el equipo en 1995 su talento progresa de manera notable.
Una vez más el gordo Roberto –ya con cincuenta pirulos- volvió a rockear de lo lindo. Y nos vuelve a dejar sin aliento.

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