martes, mayo 09, 2006

Bicentenario (Entrega Nº 5)

La lluvia es ideal para viajar, me encanta mirar la lluvia a través del vidrio del ómnibus, sentir el paisaje, mirar pasar el tiempo, los recuerdos, la vida , mis tres años. Estoy viajando con mis padres a Bs. As., disfruto de este momento al máximo, no me importa otra cosa más que esta sensación, esta imagen es preponderante en mi mente. El silencio de la ruta , sus colores, los olores que entran por la ventanilla medio abierta , el rostro feliz de mi padre, mi madre que duerme, yo y mi silencio. Un momento significativo de mi corta vida, inocencia. Mas adelante comprendería porque tanta paz incita de simpleza pude terminar hasta llegar al desdoblamiento mas hostil. La corrosiva entrada de los soldados en el ómnibus es un ejemplo legitimo de interrupción sociopolitica.
Los militares con sus cascos y sus armas nos ordenan bajar del vehículo y acostarnos en el suelo como si fuésemos prisioneros del ejercito contrario. Si, yo también tengo que hacerlo, la orden de cuerpo a tierra no excluye niños de tres años. Pasan unos minutos. Subimos todos al micro nuevamente y los soldados se van. Me invaden diversas sensaciones, me consta que mis padres tienen miedo. Y yo por supuesto que tengo miedo, puedo sentir el terror exhumándose en mi cuerpo y lo comparo con otros cuerpos que han llegado hecho jirones quien sabe de que guerra o de que ómnibus.
El viaje continúa, he llegado a la capital. A dos días del bicentenario de mi pueblo.

No hay comentarios.: