miércoles, septiembre 16, 2009

Hipócritas vs ignorantes, hinchas de fútbol

¿Qué es eso de la filarmónica riverplatense que se oye casi todos los domingos en la cancha? ¿Tan refinado es el hincha de River que, hoy por hoy, solo va a la cancha a silbar? ¿O será que estamos hablando de la hipocresía fiel más categórica que se haya vivido en el fútbol argentino? Esta bien ok, debe ser duro ver a una masa uniforme atestada por donde se la mire que dice ser futbolista y no se mueve ni para tomar agua con la camiseta –ahora gris, ¿será metáfora?- número nueve del millonario. Pero permitámonos recordar que a principio de este año nomás estaba todo el monumental con la careta del ogro alentando al mismísimo Fabbiani, ahora, el más abucheado de todos. Digo el más abucheado de todos porque también le dan a Buonanotte y algunos otros. Además esto no es nada nuevo.

Hace años, cuando se partía la década del sesenta y Hugo Orlando Gatti luego de su pase por Atlanta se incorporaba a River, recién llegado, en el primer partido, frente a Boca luego de un 4 a 0 en contra, el Loco debió salir en su auto pero tirado en el piso y trasladado por un compañero porque los hinchas se lo querían comer. En los pocos años que Gatti duró en River, 3 a lo sumo, jamás fue comprendido. Todos sabemos donde tomó revancha luego, evidentemente la gloria estaba en otro lugar.

A principios de los ochenta, nada más ni nada menos que Enzo Francescoli llegaba al club de la banda, también, lo silbaron. Tal vez luego de esa silbatina el uruguayo aprendió a jugar al fútbol de repente y se convirtió, como quien no quiere la cosa, en uno de los ídolos más importantes del club. Yo diría el (más) importante.

En la época de Simeone, no hace mucho, los mismos simpatizantes millonarios les tiraban maíces a sus propios jugadores. Y como si esto fuera poco ese mismo año lo mandaron al burrito Ortega a patear calefones a Mendoza. Esto quiere decir: lo echaron como un perro. Ahora que el burrito volvió es la única esperanza de gol. Y es lógico, por más que Ortega juegue lo que juegue (me saco el sombreo), no puede hacer todo. ¿Será hora de comenzar a silbarlo también? Por si hacía falta aclaro que estoy hablando de la gente que va a la cancha que no necesariamente son las barras bravas.

Pero claro, los ignorantes son los necios de Boca que alientan todo el tiempo por más que su equipo vaya perdiendo dos a cero, los cabezas son los bosteros. Sepámoslo, por favor, después de todo estamos hablando de fútbol, simplemente un juego, un juego maravilloso que sería perfecto si no fuese por un mínimo error: el resultado.

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