Criadero de buitres

Dentro de los tantos grupos relacionados con Chascomús que existen en el Facebook hay uno que, palabra más palabra menos, reza así: yo fui al ICM.
El Instituto Corazón de María es uno de los colegios privados que se conserva en Chascomús. Los años han pasado, los tiempos cambiaron y la escuela fue mutando hasta llegar a ser lo que es hoy: un criadero de buitres.

Por supuesto, lo digo en sentido figurado, no todos los que asisten al edificio ubicado en la manzana de Irigoyen, Soler, Casalins y Remedios de Escalada necesariamente son o serán programados para ser y vivir como un ave de rapiña.
Pero hay muchos de ellos que, como vienen de una familia acomodada, tal vez viven en un country o club de campo, van a la escuela en cuatriciclo y gozan de cierta impunidad por pertenecer a donde pertenecen (la institución siempre se mostró irresoluta a la hora de sancionar apellidos “prestigiosos”), se creen los más pijas del condado.

Lo demuestran en las famosas –y pelotudas hasta la histeria- vueltas olímpicas de fin de año. Parece que los muchachos y muchachas del ICM (algunos de ellos insisto) creen que por que sus padres pueden pagar la cada vez más cara cuota de la cooperadora de dicho establecimiento tienen el futuro (educativo/intelectual) asegurado.
De esta manera los de las otras escuelas son: pobres, tontos, o en el peor de los casos irán a parar irreversiblemente a una fábrica.

Lo que estos animales bípedos de perversa condición ignoran es que, con lo que aprenden allí, cuando les toque la facultad –si es que siguen- se encontraran con un gran problema (educativo/ intelectual). Y ahí si los quiero ver.
Porque convengamos que no es lo mismo salir del ICM de Chascomús que de, por ejemplo, el Nacional de Buenos Aires o La Plata. No jodamos.
En la escala de valores lo primero es estudiar, y los egresados de esta escuela van a tener que hacerlo, y mucho, a partir de ahora.

Yo fui jardín, primaria y secundaria al ICM, pero mi nombre no figura en el grupo del Facebook, gracias a Dios.