lunes, febrero 23, 2009

Y de fútbol también habla el hombre

Paladar negro y la revolución táctica



Les pido disculpas a mis amigos de River que leen el blog. Debo escupirlo de una vez. Mientras veía fútbol ayer no podía evitar una singular sensación: no sabía que me daba más vergüenza ajena, ver a casi toda la platea de River –la de paladar negro- con la careta de Shrek; o escuchar a la misma platea gritar ¡ole!, ¡ole! cuando faltaba un minuto para que termine el partido estando el millonario con un hombre de más y luego de haber sido bailado durante casi los noventa minutos por Banfield.

Sensación más sensación menos lo cierto es que entre campeonato y copa ya van cuatro partidos que River no pierde. Empató con Colón, le gano a Nacional de Paraguay, Rosario y Banfield. El que empató lo empató jugando, digamos, bien. Pero los tres que ganó los ganó jugando mal, y dos los ganó con goles robados. Contra los paraguayos Buonanotte (adelantado) liga un rebote luego de una asistencia de Fabbianii que la baja con el brazo (mano) que, por supuesto, todo hombre (e incluso los ogros) lleva pegado al cuerpo. Primer gol robado en el minuto noventa. El segundo lo roban ayer cuando en el minuto 36 del primer tiempo Abelarias patea (directo) al arco después de que Pompei cobra un tiro libre (indirecto) para River. A diferencia del campeonato pasado ahora River luego de tres fechas está puntero junto a Newell`s, Colón y Godoy Cruz con siete unidades. Todo gracias al nuevo ídolo: el ogro Fabbiani, la hinchada enloquecida. El paladar negro se fugó por Udaondo, tomó el puente Labruna y se perdió andá a saber donde.

Lo de Boca es distinto, después de ganar el campeonato anterior ahora con tres fechas en su haber solo ganó un partido, dos si sumamos el de la Libertadores. Pero jugando mal. ¿La explicación? Facilísima. El fútbol moderno tuvo dos revoluciones tácticas: el Brasil del setenta que incorporó cinco diez (incluyendo a Pelé), y Holanda del setenta y cuatro que inauguró el esquema móvil (en espiral) según las necesidades del juego. A esta altura jugar con cuatro en el medio (dos defensores adelantados por los costados), dos delanteros por afuera juntos en el primer tiempo y dos nueves juntos en el segundo; es una payasada que se le ocurre solo a Carlos Ischia, un técnico que de revolucionario no tiene nada. Los defensores son defensores, el cuatro es cuatro, si no está Riquelme no es obligación que haya enganche, y para ir redondeando: todo se podría haber resuelto mejor con un clásico 4-3-3. Teniendo en cuenta que en Boca abundan los lesionados.

Es lunes, el día está raro, parece que va a volver el calor, creo que sigo de vacaciones una semana más.

…is all

No hay comentarios.: