miércoles, junio 30, 2010

Literal de la radio 6 (de esto no habla bobinavita)

Se despierta una mañana, se lava los dientes y la cara, besa a su rubia mujer y marcha el manco jefe provincial. Este no será un día cualquiera, este será el día en que Dani arreglará, transará, mantendrá ocupada, distraída; a la siempre por demás taimada mesa de enlace agropecuaria. El manco firma a cuatro manos (y más también) la condonación del siglo. Les perdona una deuda con el Banco Nación a gran cantidad de incobrables productores rurales de la provincia de Bs As que por supuesto integra también Chascomús, donde los morosos son más de veinte. Estos garpadores perezosos, dueños de unas cuantas hectáreas, que si no simpatizan con el golpismo te tiran la leche y la carne a la ruta cuando les tocan el orto; ahora se callan la jeta, bajan el morro y aprovechan la dádiva que gentilmente les dejó debajo del almohada (de su calida casita) santa papá Daniel. A Danielito y su hada madrina Cristina, ellos: antimontoneros y oligarcas por herencia (es así por más que les pese) no los votaron, faltaba más, si hasta estuvieron de acuerdo en sacarlos del fundillo del culo. Ahora, que les tiran una soga, claro, la agarran con uñas y dientes; mientras tantos otros, para pagar el rancho o sacar un mísero crédito, necesitan hasta el carnet de la pileta del vecino, que les sale de garantía porque los usureros institucionales del banco los tienen apretados de los dos huevos. Suerte que vivimos en un país comunista donde todo es de todos. Salvo las tierras, las cuales sus dueños deben proteger. Como decía el viejo Bull en la excelente película irlandesa El campo: “debemos cuidar nuestro campo, como lo hicieron los padres de los padres de nuestro padres, y como lo harán los hijos de los hijos de nuestros hijos”; siempre y cuando haya una mano amiga que este dispuesta a condonar nuestras deudas.

1 comentario:

illucio dijo...

La hipocrecía es el pecado más común de los argentinos, por supuesto justificada siempre con liviandad y una especie de "ma sí, si total sino somos unos dolobus". Pero las convicciones siempre fueron débiles, y las interpretaciones distorsionadas para favorecerse siempre a uno mismo con la mala interpretación. Es todo un linaje de personas que practica esta fe secular hipócrita que incluye, entre tantos, a los grandes productores agropecuarios. Porque está claro que la tierra no es el único bien rentable en este país, ni el más viejo tampoco. Lo primero fué el contrabando de plata y oro, y luego, recién por 1880 pasó a ser la tierra y la explotación agropecuaria algo de valor significativo una vez que apareció "Le Frigorifique". Antes era un desierto indomable sin muchos fines de lucro dónde caían muertas las vacas, pero luego de este impulso económico surgido de los avances de la ciencia se promulgó una política de estado para finalmente volver la tierra totalmente productiva con hechos como la Campaña del Desierto de J.A.Roca. Y ahí, pasamos a ser una nación rica por unas décadas hasta que, como contrabandistas, no supimos sostener la suerte que nos tocó y volvimos a caer en las modas de estado que deambulaban por la gran europa, como el fascismo y la aristocracia. Hoy seguimos sin rumbo cierto, a la deriva y bien divididos como los contrabandistas que siempre fuimos.