martes, noviembre 01, 2005

Antes de Bush

Minivaciones por la feliz justo en los últimos cuatro días previos a la cumbre. Policías por todas partes, uniformados y de civil ( la cara los vende), en patrulleros, unimogs, de a pie y a caballo. Primera noche: cena en un restaurante frente al Casino del mar ( es un bingo no el clásico casino). A eso de las doce, luego de saborear arroz con calamares y un Vasco Viejo... chan¡¡¡ amenaza de bomba en el bingo. Todos afuera y policías desesperados por doquier. Desde en frente mirábamos sin poder evitar reírnos. Si alguien va a poner una bomba no avisa, a esta altura eso es más que obvio.
Al otro día paseo -inevitable- por la peatonal y la rambla, se concentra más gente que el jueves. Mate por ahí en una tarde fría casi lluviosa, visitas a librerías, disquerías y feria americana. Nada interesante. Cafecito al atardecer, rompo el termo al sacarme la mochila...ouch. Me tientan unos fichines: diez fichas por un peso, pero no, seguimos hasta el hotel. Películas argentinas en Volver bastante malas, Alen luz de luna y Poliladron.
Noche de viernes: parrillada completa con Vasco Viejo, festival de reggae en La Mula Plateada. La banda que más me interesa se llama Don Ramon y son de Mar del Plata, hacemos contacto. Seguro están en el próximo festival de reggae que tenemos pensado para el verano.
Sábado de superacción: caminamos, caminamos y caminamos mucho. Descubrimos un lugar increíble: el Atril, revistas de las que quieras, libros, antigüedades, vinilos y más. Consigo el Número 3 de Aventuras Inéditas del cine y la tv (El hombre araña y el misterio de los dos duendes- El increíble Hulk va al psiquiatra) la tenía con todos los demás números en mi temprana infancia y jamás la había vuelto a ver. Un éxito.
Por la noche tenedor libre y recorrida por bares de Alem. Deducción: entre lo grasa y lo cheto hay una línea tan delgada como un hilo dental. Ah, el sábado también fui al cine: vi El Aura, por ahora solo puedo decir que no es para tanto. Ya escribiré en otro post con más tiempo.
El domingo fue medio negro: otra amenaza de bomba, esta vez en plena peatonal, y una gitana nos afana diez mangos. Si, si, increíble pero fue así.
Emprendemos el regreso al pueblo con la melancolía típica de estos casos pero con la tranquilidad de que no nos queda otra. El lunes, la ciudad completamente vallada se dispone a esperar a Hitler, o su enésima encarnación.

No hay comentarios.: