La diferencia está latente, afuera y adentro, como el sol y la luna, como lo negro y lo blanco. Afuera los empleados municipales, adentro los empleados municipales. Afuera la lucha, adentro la omisión, los carneros. Afuera la protesta, la bronca, la reyerta de años, la pelea por la dignidad. Adentro la entrega, la claudicación, la conformidad, la quietud, el desinterés, la inacción. Afuera las carpas, las ollas, el mate, las caras tristes, el desconsuelo. Adentro los papeles, la burocracia, las caras risueñas (¿risueñas por qué?), el mate. Afuera todos juntos, adentro cada cual en lo suyo. Afuera y adentro son victimas de la misma inoperancia política, adentro cómplices y en algunos casos culpables. Afuera absolutamente inocentes. Arriba la disidencia de los gremios, abajo los empleados, los de afuera y los de adentro. El contraste se hace eco de una frase maldita: “esto (la protesta) no debe hacerse en Chascomús”. La plaza tomada, las veredas ocupadas, los vecinos una mierda como siempre. El lunes todo como si nada.
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