El uso y abuso de la cita, la paráfrasis, la reproducción o la mención en un texto –ya sea reivindicativo o pernicioso-, si no está apoyado por información precisa, bibliografía o datos fundamentales de como, cuando y por que se lo dijo; si solo es una débil recopilación de párrafos sueltos ordenados a piacere con el único fin de resaltar supuestas aristas oscuras de una persona; lo expuesto queda descontextualizado. Por lo tanto no tiene valor, es inocuo y muy poco feliz. Esto sucede en un artículo publicado en la página 2 de El Argentino en su edición del 12 de noviembre, donde Laura Moujan, quien firma, a través de la intertextualidad intenta desvalorizar la figura del che mencionando diversos hechos que involucran a Guevara. Más allá de lo técnico, la reseña está cargada de cierta antipatía, ya que comienza reprobando el odio - el odio del che para con sus enemigos- y termina casi celebrando que Guevara tiene más valor muerto que vivo, lo que demuestra –por lo menos- una palpable contradicción.
Se sabe que el che luchó en una revolución, y como en toda revolución el campo de batalla es hostil, lo cual implica –invariablemente- puntos oscuros en ambas partes. Pero es miope la mirada de quien intenta ver solo la parte negativa (descontextualizada repito) de alguien que entregó su vida por la libertad de muchos. La intención de Guevara siempre fue libertadora, no opresora. Y esto último no tiene discusión. Porque si hablamos de odio, si el odio es para los que oprimen en todas partes del mundo, para los apropiadores de bebes, los torturadores, los que secuestraban de noche, los que arrojaban cuerpos dormidos al mar, los que acabaron con el sueño de 30.000 personas actuando a lo largo y a lo ancho de nuestro país incluyendo latitudes provinciales y locales; si el odio es para esos, entonces, al igual que el che a sus enemigos, yo también los odio. Desde lo más profundo de mi alma.
Se sabe que el che luchó en una revolución, y como en toda revolución el campo de batalla es hostil, lo cual implica –invariablemente- puntos oscuros en ambas partes. Pero es miope la mirada de quien intenta ver solo la parte negativa (descontextualizada repito) de alguien que entregó su vida por la libertad de muchos. La intención de Guevara siempre fue libertadora, no opresora. Y esto último no tiene discusión. Porque si hablamos de odio, si el odio es para los que oprimen en todas partes del mundo, para los apropiadores de bebes, los torturadores, los que secuestraban de noche, los que arrojaban cuerpos dormidos al mar, los que acabaron con el sueño de 30.000 personas actuando a lo largo y a lo ancho de nuestro país incluyendo latitudes provinciales y locales; si el odio es para esos, entonces, al igual que el che a sus enemigos, yo también los odio. Desde lo más profundo de mi alma.
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