Los lamentables sucesos referidos a la tragedia del choque entre un tren y un ómnibus de la empresa Rápido Argentino acontecidos el fin de semana pasado en la ciudad de Dolores, tienen su correlato morboso gracias a la prensa amarillista que cubrió (en busca de la exclusividad) el fatal accidente que dejo 18 muertos y varios heridos.
El domingo por la tarde se podía ver la descuidada cobertura de TN por ejemplo, donde los conductores del segmento “informativo” en esa franja horaria se la pasaban repitiendo una y otra vez lo mismo, por más de una hora –sin cortes-, mientras las imágenes mostraban los vagones descarrilados y los restos del colectivo. Increíble.
Supongo que Crónica habrá ido aún más allá, mostrando cadáveres y heridos a cada minuto. En la era de las cámaras digitales, los celulares y los blogs; lo morbo se acentúa de manera tal que los televidentes toman sus fotografías sangrantes y las mandan a los grandes medios para que estos las levanten y así aparezcan en Internet y en la televisión.
A hora uno mismo puede ser un cronista sensacionalista.Vulgar.
Ni hablar de los buitres (radios, canales de tv, diarios) de la zona. Estos antropófagos inofensivos, en su afán de ganar popularidad y algunas monedas, están siempre en la ruta pendientes del accidente más cercano para registrar a troche y moche con sus cámaras charcos de sangre y chatarra recién quemada. Luego los mandan a Bs.As. en plan de superhéroes pensando que van a ganar un Pulitzer cuando en verdad solo reciben algunas chauchas, si las reciben. Repugnante.
Nadie analiza de lleno el porque de la tragedia, todos la muestran y comentan, van sobreponiéndose las diferentes hipótesis y nadie informa de manera precisa. Todos muestran lo que pasó, la sangre, los fierros, la carne. Y algunos anhelan que suceda nuevamente para comenzar otra vez con el círculo vicioso. Desmesurado.
El domingo por la tarde se podía ver la descuidada cobertura de TN por ejemplo, donde los conductores del segmento “informativo” en esa franja horaria se la pasaban repitiendo una y otra vez lo mismo, por más de una hora –sin cortes-, mientras las imágenes mostraban los vagones descarrilados y los restos del colectivo. Increíble.
Supongo que Crónica habrá ido aún más allá, mostrando cadáveres y heridos a cada minuto. En la era de las cámaras digitales, los celulares y los blogs; lo morbo se acentúa de manera tal que los televidentes toman sus fotografías sangrantes y las mandan a los grandes medios para que estos las levanten y así aparezcan en Internet y en la televisión.
A hora uno mismo puede ser un cronista sensacionalista.Vulgar.
Ni hablar de los buitres (radios, canales de tv, diarios) de la zona. Estos antropófagos inofensivos, en su afán de ganar popularidad y algunas monedas, están siempre en la ruta pendientes del accidente más cercano para registrar a troche y moche con sus cámaras charcos de sangre y chatarra recién quemada. Luego los mandan a Bs.As. en plan de superhéroes pensando que van a ganar un Pulitzer cuando en verdad solo reciben algunas chauchas, si las reciben. Repugnante.
Nadie analiza de lleno el porque de la tragedia, todos la muestran y comentan, van sobreponiéndose las diferentes hipótesis y nadie informa de manera precisa. Todos muestran lo que pasó, la sangre, los fierros, la carne. Y algunos anhelan que suceda nuevamente para comenzar otra vez con el círculo vicioso. Desmesurado.
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