Mario Pergolini no se burló de un discapacitado para ganar rating, el rating lo gana de otra manera, tal vez innoble, son los tiempos que corren en la televisión, no obstante lo que hizo el conductor de CQC fue tratar de evidenciar como en el programa de Tinelli si se aprovechaban de un “no vidente” para ganar audiencia. Claro que procedió de una manera un poco inadecuada, chabacana, impropia de un comunicador, por lo cual pidió disculpas. Más allá de el trasfondo mediático que tuvo la cuestión, entendible solo en estos tiempos patéticos donde la maldita televisión se vive clonando a sí misma, me resulta curioso la contra reacción que la polémica ha tomado, la derivación de un hecho hacia la confusión de personas que han entendido mal el asunto. Las cartas a Pergolini, como por ejemplo la de un periodista local, a quien respeto pero no coincido ni con sus ideas políticas ni periodísticas, donde erróneamente hace alusión a cierta discriminación, donde se nota más un ensañamiento que otra cosa, y donde no se tiene en cuenta descuidos como por ejemplo pretender que una psicóloga atienda a familiares cuando está claro que profesionalmente no pueden hacerlo. A veces demasiada información confunde.
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