miércoles, marzo 29, 2006

Bicentenario (entrega Nº 1)

Los tanques, maquinas de guerra.
Todo es incertidumbre, nos habita lo inverosímil en estos tiempos de desfiles militares. Recurrentes desfiles militares. Pero, ¿cómo estar seguro del miedo? Como estar seguro del miedo cuando no sabemos bien que es a lo que le tememos. Los tanques... posiblemente la caparazón del miedo. Ese miedo que no deja de perturbarnos, que se sospecha hostil, denso, siniestro, claustrofóbico... y la impotencia que aún no sentimos, que todavía no nos recorre, no nos mortifica...
El miedo proyectado en tanques de guerra, pero...la guerra ¿contra quien es? ¿contra nosotros? si a penas tenemos tres años. ¿Contra nuestros padres?
Sentimos el miedo que permanece inmóvil en nuestros cuerpos al ver desfilar los tanques, y allí pasan también desfilando los generales, los oficiales, las armas, los caballos, todo se debe al festejo. Vinimos a la plaza a festejar, todos juntos, como lo dispuso el intendente y su comisión del bicentenario.
No nos levantamos muy temprano, mas bien a media mañana. Mis padres no fueron a trabajar hoy, debido al feriado. Almorzamos impacientes, teníamos que venir al desfile. Yo estoy vestido con un pantaloncito a cuadros (corto), una remerita y un saco de lana muy incomodo por cierto. Mi padre me toma una fotografía frente a mi casa. Luego de la foto subimos al auto de mi padre: Taunus, rojo, viejo, no se que modelo. Junto a él también tengo una fotografía.
Llegamos a la plaza donde se realiza el desfile, mi madre me compra un molino. Los molinos de juguete divierten bastante a los niños por esta época, solo tenemos que tomarlo del palito y el viento hace todo el trabajo, muy divertido. La Plaza está repleta de gente, todos vinieron al desfile. Hay muchos niños. Todos con sus respectivos molinos y/o copos de nieve. Yo solo tengo el molino, no me gustan todavía los copos de nieve. Mi padre siempre insiste en comprarme uno pero yo me niego a comerlo, como también me niego a tirarme de los toboganes. En esta plaza, done se realizan las actividades linderas al desfile, por suerte no hay toboganes, no hay ningún juego infantil. Esta es la plaza principal y como en todo pueblo en el centro está San Martín, en una de sus laterales la Intendencia y en la otra la Catedral. Arrimado al cordón de la vereda se encuentra el palco oficial, donde está el señor intendente, su señora esposa y la comisión del bicentenario...

AP

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