jueves, abril 06, 2006

Bicentenario (entrega Nº 2)

Siempre le tuve miedo a los toboganes, algo totalmente incomprensible para mis padres y los demás niños de mi edad. Ahora a los tres años, donde se remonta mi memoria, le tengo terror a los toboganes. Pero hoy en el día del bicentenario le tuve miedo a muchas cosas. Hoy le tuve miedo a los tanques, a los molinos de juguete, a los soldados de verdad, a las fotografías, a mi casa, al intendente y su señora esposa, a la comisión del bicentenario, a los fuegos artificiales, a las arañas, a los sanguches de miga y a mucho mas. Kilómetros y kilómetros de miedo recorrieron mi memoria, temores infinitos, incluso hoy le he tenido miedo a cosas y sensaciones que no logro saber si existen realmente. Hoy por ejemplo, le he tenido miedo al color verde, sin ninguna explicación razonable a los tres años, hoy me ha atemorizado - de manera recurrente - todo lo verde. Sin saber porque hoy me dieron mucho miedo los ruidos, todo el día le he temido a los ruidos, sobre todo a los ruidos graves, a los ruidos de las cadenas. Hoy he visto todo tipo de cadenas, cadenas reales y cadenas imaginarias. He pensado mucho en las cadenas, las cadenas de los tanques rompiendo el pavimento - haciendo ruidos graves - y también he visto otras cadenas en mi mente. He visto imágenes de cadenas queriendo decirme cosas que por poco justifican mis miedos.
Los festejos culminaron con los destellos de los fuegos artificiales. Esos colores, esos malditos colores, sobre todo los verdes... Los colores verdes que produce el espectáculo final del bicentenario me están perturbando la vida. Aniquilan todo indicio de felicidad. Y allí la gente, festejando, todos sonrientes llenos de alegría y devoción. Yo hoy no comparto esos sentimientos, no puedo concentrarme en nada mas que en mis miedos. En el día del bicentenario.
AP

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